Apenas tres días después de que se diera a conocer el desmantelamiento de una de las redes de robo de hidrocarburo más importantes del centro del país, un hallazgo masivo en Tabasco pone en evidencia una realidad ineludible: el robo de combustible en México opera como un monstruo de mil cabezas, con células independientes y una capacidad logística que supera los golpes focalizados.
Se han asegurado casi 900 mil litros de hidrocarburo en la zona petrolera del sureste, ocurrido justo después de la captura de 32 personas en el centro del país, no debe leerse como un hecho aislado. Por el contrario, ambos eventos, en conjunto, ofrecen una radiografía precisa de la escala, la fragmentación y la resiliencia de este fenómeno criminal.
Contexto: El golpe a la red de Cirio “N” en el centro de México
El pasado 29 de junio, las autoridades federales anunciaron la desarticulación de una sofisticada red criminal dedicada a la perforación de ductos de Gas LP y gasolina. En una operación simultánea en la Ciudad de México, Estado de México y Querétaro, fueron detenidas 32 personas, incluyendo a sus presuntos líderes, Cirio Sergio “N” y Luis Miguel “N”.
Esa célula operaba con un alto grado de especialización: extraía el combustible, lo almacenaba en una red de 12 bodegas, falsificaba documentos para su transporte y lo comercializaba a través de una flotilla inmensa que consistía en tráileres, camiones, pipas e incluso un mega tanque estacionario.

El robo de combustible está en varios puntos de México: Último hallazgo en Tabasco
La dimensión del problema volvió a quedar de manifiesto apenas unos días después en Tabasco. En dos predios de la carretera Paraíso-Villahermosa, una zona neurálgica para la actividad de PEMEX, se localizaron 880,010 litros de hidrocarburo almacenados en 1,100 contenedores.
A diferencia del operativo anterior, este hallazgo parece centrarse más en el almacenamiento masivo y en bruto del combustible, evidenciado por la presencia de montacargas y la enorme cantidad de contenedores. Esto sugiere la existencia de otra célula con una operación logística distinta, pero de una escala igualmente industrial.
En #Tabasco se localizaron dos almacenes clandestinos de combustible, en los que aseguraron mil 100 contenedores de plástico con 880 mil litros de hidrocarburo, que se presume son robados.
— Fuerza Informativa Azteca (@AztecaNoticias) July 2, 2025
En un operativo en el que participó personal de PEMEX, se encontraron los inmuebles en la… pic.twitter.com/bD261gfoqq
Poner ambos eventos en perspectiva revela las complejidades de la crisis con el robo de combustible que sacude a México, agravado desde el sexenio de Andrés Manuel López Obrador:
- Fragmentación Geográfica y Operativa: Mientras la red de los 32 operaba en el mercado de consumo del centro del país, el hallazgo en Tabasco ocurre en la zona de producción. Esto podría demostrar que no existe un solo “Cártel del Huachicol”, sino múltiples organizaciones con distintas especializaciones y áreas de influencia que no necesariamente se ven afectadas por la caída de sus contrapartes en otras regiones.
- La Resiliencia del Mercado Ilícito: El hecho de que una operación con capacidad para almacenar casi un millón de litros siguiera activa, mientras se ejecutaba un golpe de alto perfil en otra zona, subraya que la demanda y la infraestructura para el robo y venta de combustible son tan vastas que pueden absorber los golpes de las autoridades sin colapsar.
En seguimiento al aseguramiento de un buque y 10 millones de litros de hidrocarburo en Tamaulipas, en marzo, se realizó un cateo en Saltillo, Coahuila, donde se ubicó un predio utilizado para resguardar vehículos de transporte de carga y contenedores de combustible de procedencia… pic.twitter.com/AFugSWrlr0
— Omar H Garcia Harfuch (@OHarfuch) June 29, 2025
Todo esto se suma a que, el mismo 29 de junio, cuando se anunció la caída de la red, en Saltillo, Coahuila, se ubicó un predio utilizado para resguardar vehículos de transporte de carga y contenedores de combustible robado. Esto fue en seguimiento a otro gran golpe dado en Tamaulipas, donde en marzo pasado se aseguró la escandalosa cantidad de 10 millones de litros de hidrocarburo ilícito.